11 Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a
la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No debe habitar mujer
mía en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el
arca de Yahveh son sagrados.»
12 Entonces empezó a ofrecer Salomón holocaustos a Yahveh sobre el
altar de Yahveh, que había erigido delante del Ulam;
13 ofreció holocaustos según el rito de cada día, conforme a los
prescrito por Moisés, en los sábados, los novilunios y en las solemnidades,
tres veces al año: en la fiesta de los Ázimos, en la fiesta de las Semanas y
en la fiesta de las Tiendas.
14 Estableció también las secciones de los sacerdotes en sus servicios
conforme al reglamento de su padre David, a los levitas en sus
cargos de
alabar y servir junto a los sacerdotes, según el rito de cada día;
y a los
porteros con arreglo a sus secciones, en cada puerta; porque ésta
era la
orden de David, hombre de Dios.
15 No se apartaron en nada de la orden del rey en lo tocante a
los
sacerdotes y los levitas, ni tampoco en lo relativo a los tesoros.
16 Así fue dirigida toda la obra de Salomón, desde el día en que
se
echaron los cimientos de la Casa de Yahveh hasta su terminación. Así fue
acabada la Casa de Yahveh.
17 Entonces Salomón fue a Esyón Guéber y a Elat, a orillas del mar,
en el país de Edom,
18 y Juram le envió, por medio de sus siervos, navíos y marinos
conocedores del mar, que fueron con los siervos de Salomón a Ofir,
de
donde tomaron 450 talentos de oro, que trajeron al rey Salomón.